Por Carlos Oleagoitia (@oleagoicarlos)
El joven velocista australiano del Orica se anota con autoridad la última etapa de la Vuelta, su segundo triunfo de esta edición, que vivió un final de fiesta relajado en las calles de la capital española
La tradición en toda gran vuelta dicta una llegada masiva en la última etapa, normalmente por las calles de su capital, y la viegesimoprimera etapa de la Vuelta a España 2013 no fue menos en este sentido, a pesar de los pocos velocistas que llegaron hasta el final de esta ronda tan montañosa. Con el Garmin estadounidense y el Argos holandés intentado dirigir el sprint sin muchos hombres ni intenciones definitivas, finalmente fue la frescura del joven llegador australiano Michael Matthews (Orica) el que remachó por el centro de la calzada y con una autoridad insultante el clásico sprint de Madrid, una victoria de alto copete y su segunda en esta edición, tras la lograda la primera semana en el Lago de Sanabria zamorano, lo que le confiere el título de mejor llegador de la Vuelta, todo un espaldarazo para los Mundiales de Florencia de dentro de dos semanas, por mucho que su perfil no sea muy apto para los llegadores. Una vez más el estadounidense Tyler Farrar (Garmin) hubo de conformarse con la segunda plaza cuando en ningún momento tuvo opción alguna de hacer frente al golpe de pedal de su joven contrincante, mientras que los del Argos holandés se quedaban también con el mismo palmo de narices y rumiando que algo debieronde hacer mal.
La jornada no tuvo gran lucha y la paliza del día de ayer en carrera subiendo el Anglirú y en caravana teniendo que acometer una larga neutralización hasta Madrid provocvaron que el último día fuera ante todo una fietsa y homenaje para los casi 150 ciclistas que acabaron la prueba. Desde Leganés hasta Madrid completaron unos 60 kilómetros casi por toda la M-50 y nada más entrar en la capital, el equipo vasco del Euskaltel recibió el homenaje del pelotón en su adiós al mundo ciclista al dejarles completar al frente de la carrera la primera de las 8 vueltas finales al circuito urbano, algo que hicieron los 9 ciclistas naranjas, único equipo de las 22 escuadras que acabó con la alineación completa y que se despide con la general por equipos en el zurrón. Según se acercaba el final y la Gran Vía madrileña veía pasar una y otra vez a los ciclistas, resultaba inevitable que el ciclista más combativo de estas tres últimas semanas, ese que no había día que no se fugara, no atacase: en esta ocasión sería el italiano Vanotti (Astaná) el que acompañase a Aramendia (Caja Rural) en su intento por sorprender a todos y evitar el sprint, pero el Lampre italiano no estuvo por la labor.
Cazados en la última vuelta, a menos de 5 kilómetros a meta, el Sky americano y el Netapp alemán inetntaron poner algo de orden que Flecha (Vacansoleil) dinamitó bajo la pancarta roja del kilómetro final, pero la ancha avenida madrileña permitió al Garmin y al Argos llamarlo al orden, con el noruego Boasson-Hagen (Sky) tan encerrado como mal colocado y con el argentino Richeze (Lampre) impotente ante lo portentoso del arrancar de Matthews (Orica) hacia su mayor victoria y hacia su pasaporte seguramente primero a la selección australiana para el Mundial y para el año que viene para el 9 del Tour de Francia, donde su equipo este año ya brilló rutilantemente. No hubo sorpresas ni lucha para los favoritos de la general y en el podium final, al maillot rojo de Horner (RadioShack), que conquistó también la combinada de blanco, se le unieron el verde por puntos de Valverde (Movistar), el de lunares azules de la montaña del galo Edet (Cofidis) y el Euskaltel como mejor equipo, con el italiano Nibali (Astaná) y el murciano Valverde (Movistar) celebrando alborozados con champán sus segundo y tercera posición final escoltando al asombroso pero merecidísimo ganador final de la Vuelta a España 2013.