Adrian Anet (@Adri91R) y Alex Rozada (@alexrozada)
Lo importante era ganar y se ganó. Debut con victoria (2-1) de la selección española en la Copa Confederaciones ante una Uruguay que, como siempre, pasarán los años y esto no cambiará nunca, dio guerra hasta el final. Fue un partido de sensaciones encontradas. España firmó una excelsa primera parte, pero estuvo a punto de pagar la relajación al final. La zona Cesarini casi les cuesta un disgusto a Del Bosque y a los suyos. Los últimos minutos se les atragantaron a los españoles. Desde que Luis Suárez hizo diana en el único lanzamiento entre los tres palos de los uruguayos, La Roja palideció.
Vicente Del Bosque no es un hombre al que le tiemble el pulso en los momentos determinantes. Después de todo el debate generado en torno a la portería española en los últimos meses, le dio la titularidad al capitán de la selección, Íker Casillas. Ahí estuvo la primera noticia del partido. Junto al guardameta formaron, en defensa, Arbeloa, Ramos, Piqué y Jordi Alba; Busquets por delante acompañado de Xavi y Cesc; Iniesta y Pedro conectados con Soldado, referencia ofensiva española. A Villa no le acompañó la misma suerte que a Casillas y El Guaje se pasó el partido en el banquillo. La recuperación de las sensaciones va por barrios.
Óscar Washington Tabárez alineó al guardameta Muslera bajo los palos; una zaga compuesta por Pereira, Lugano, Godín y Cáceres; Gargano y Pérez en el doble pivote; Cebolla Rodríguez y Gastón Ramírez por las bandas; la dupla ofensiva la formaron dos jugadores llamados a destacar en esta Copa Confederaciones y cuyos nombres se cotizan a un buen precio en el mercado de fichajes: Luis Suárez y Edinson Cavani.
España sublime en la primera parte
Desde el pitido inicial de Nishimura quedó claro que la posesión iba a ser española. Sin discusión. Solo en el primer tiempo, España ya presentó sobradamente sus credenciales para llevarse no ya el partido, sino la Copa Confederaciones. Dominio absoluto del combinado español, que durante los diez primeros minutos llegó a tener hasta un 86% de posesión y dos ocasiones claras. La primera llegó tras un centro desde banda izquierda de Jordi Alba, más un extremo que un lateral al uso en los primeros compases del encuentro, que no alcanzaron a rematar ni Cesc ni Soldado por escasos centímetros. La segunda llegada también se inició desde el costado izquierdo de Jordi Alba que dio un pase hacia la frontal del área, la dejó pasar Iniesta y el balón le llegó a Fábregas, excelso en la primera parte, que armó rápido un gran tiro con la mala fortuna que se encontró con la madera, concretamente con el poste derecho de la meta de Muslera.
Uruguay no veía el balón, no se olía ni por dónde le venían los tiros, ejercían una presión muy pobre en la salida de balón español lo cual ayudaba a España. Y eso es una concesión demasiado generosa para con la vigente campeona de Europa y del mundo. Iniesta campaba a sus anchas dando una lección de cómo se juega con y sin balón a esto del fútbol. El primer gol no tardaría en llegar. Se dio exactamente a los 20 minutos. Un balón le quedó suelto a Pedro en el balcón del área y éste lo golpeó con la pierna derecha de primeras, el balón rebotó en Lugano que desvió la trayectoria introduciéndolo en su propia portería, convirtiéndose así en el primer gol español en el torneo. Nueva lección de efectividad del jugador canario, goleador indiscutible en la selección española, donde se ha ganado la titularidad a pulso. 11 goles suma en el presente año defendiendo la casaca nacional.
Poco cambiaría Uruguay ante el gol recibido. La tónica y la dinámica de su juego seguían siendo idénticas. Si a los charrúas no les importó que les cayera encima una taza, España les dio dos. Solo pasaron diez minutos entre el primero y el segundo gol. Jugada que inició Cesc, progresó con el balón hasta la medular y tiró un pase rompiéndole la cintura a Lugano para que Soldado, en posición reglamentaria, no perdonara ante Muslera al que engañó picándole la pelota para marcar el segundo del partido. El delantero del Valencia respondió de la mejor manera posible a la confianza depositada en él por Del Bosque. Goleando, en la línea habitual de un formidable artillero. Fue una de las mejores medias horas que se recuerdan de la selección. A partir de aquí a Uruguay ya le empezó a disgustar el devenir del partido. No era para menos. Y recurriendo a sus peores instintos, empezaron a mostrar un juego sucio y desproporcionado que el colegiado nipón se encargó de parar mediante necesarias tarjetas que evitaron que fueran a más las duras entradas y los codazos celestes.
Luis Suárez hizo sufrir a los españoles
El segundo tiempo estuvo muy descafeinado, en parte porque la selección española se relajó y bajó el pistón, en parte porque la uruguaya estaba más pendiente de que no le marcaran el tercero que de marcar el primero. Los uruguayos incomodaron la zona de creación española en tres cuartos de campo mucho más de lo que lo hicieron en el primer tiempo. Mediada la segunda parte, se produjo un carrusel de cambios más parecido al que se puede realizar en un amistoso que a lo habitual en un partido entre los campeones de Europa y América. Del Bosque dio descanso a Xavi y Fábregas para dejar paso a Javi Martínez y Cazorla. Pero estos cambios no pusieron en pie el Arena de Pernambuco. El estadio se levantó con la entrada del jugador de Internacional de Portoalegre, Diego Forlán, ex jugador de Villarreal y Atlético de Madrid, doble ganador de la Bota de Oro.
Con España muy relajada, hubo una peligrosa falta en el pico derecho de su área. No tuvo dudas y Luis Suárez, disfrazado de Pirlo, efectuó el lanzamiento que sobrepasó de manera magistral la barrera para batir a Casillas de forma inapelable. Fue el único disparo entre los tres palos de los uruguayos. El combinado de Tabárez intentó disponer de otra ocasión para poder empatar el partido, pero el pitido final del arbitro se les echó encima. Pagaron en exceso su falta de patrón de juego y las prisas a última hora, malas consejeras cuando se trata de remontar ante toda una campeona del mundo. Las prisas ya no son españolas sino para sus rivales.
Primeros tres puntos para España en la fase de grupos de la Copa Confederaciones, precisamente ante el rival más fuerte. En la próxima jornada (jueves 21:00 horas, horario peninsular), los nuestros se enfrentarán a algo más que la «Cenicienta» del grupo, Tahití, que solo cuenta con un jugador profesional en su plantilla. Uruguay, por su parte, se jugará la otra plaza para semifinales ante Nigeria, vigente campeona de África. En el otro partido de la jornada dominical de la Copa Confederaciones, Italia derrotó (1-2) a México con goles de Pirlo y Balotelli.
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