Capitán CR7 vuelve a liderar otra goleada más (6-2) que insufla de un optimismo descarado a los merengues de cara a la final de Copa a pesar del convulso ambiente en el entorno del club
Carlos Oleagoitia (@oleagoicarlos)
En partido adelantado de la jornada 36 de la Liga a causa de la final de Copa del Rey a disputar en 9 días, el Real Madrid apabulló por 5-2 a un equipo malacitano sumido en la zozobra tras su paso por la Champions y retrasó hasta la disputa de su partido en fin de semana el título liguero de su eterno rival culé. Aunque la verdad, la entidad blanca tampoco está para lanzar cohetes desde la debacle inflingida por los alemanes del Borussia en Europa y los incendios provocados desde el entrenador a algunos jugadores, llevan enrarecido el ambiente de manera descomunal. Madrid siempre fue el centro de la atención futbolística pero la crispación de los últimos días parecían dotar de más importancia al futuro del banquillo de cara al año que viene que al propio partido. Pero estos cracks blancos son tan buenos que incluso jugando rodeados de una jaula de grillos son capaces de ningunear a cualquier rival de la Liga, un aviso en toda regla para sus vecinos cara a la final de la Copa del Rey.
Porque el Málaga acudía al Bernabeú a pescar en río revuelto, como la mayoría de los equipos en las últimas jornadas. Eso sí, la comunión con la afición blanca no ha dejado de ser ejemplar en todo el año y ningún punto se escapó del coliseo merengue en toda la temporada. El partido arrancó trepidante y los dos primeros goles, uno para cada bando, llegaron en sendos corners mal defendidos por las defensas: primero Albiol en el minuto 3 y en el 14 Santa Cruz más adelante dejaban atisbar el espectáculo de goles que iba a ser el choque. Sin pausa, Cristiano Ronaldo, que ejerció de capitán autoritario (en el plano de estar metido en el choque y echarse el equipo a las espaldas, como siempre), fallaba un penalti en el minto 20 que supuso también la expulsión de Sergio Sanchez en un agarrón infantil al atacante portugués, pero el zambombazo de éste al medio dejó al portero malacitano tocado de un tobillo y cinco minutos más tarde una cesión a Caballero nada clara desembocaba en una jugada curiosa, cuando desde el pico del área pequeña CR7 estampaba en las redes una falta donde la barrera malagueña, clavada sobre la línea de gol, se mostraba demasiado infantil y paradita.
En el minuto 36 un contragolpe de manual lo convertía Özil en el 3-1 pero el luso Antunes le daba la réplica con golazo por toda la escuadra. El entrenamiento del Madrid seguía su curso, y si bien el Málaga parecía jugar mejor con 10 que con 11, una combinación de los pivotes del Madrid por el medio, con toques sutiles entre Xabi Alonso y Modric, dejaba solo a Cristiano ante un Kameni que sustituyó minutos antes a Caballero y la generosidad del luso le hacía ceder en bandeja el cuarto al apático Benzemá al filo del descanso. El segundo tiempo no dio para mucho más, excepto para varios detalles: la profesionalidad de CR7 le hacía buscar el gol jugada tras jugada, Modric marcaba el quinto con un tiro raso y al palo desde fuera del área que parece ser su especialidad (ojo con ésto, en las innumerables resurrecciones de Kaká también se dijo lo mismo), Fabinho se rodaría como lateral derecho en unos pocos minutos, Demichelis sería expulsado por una entrada semigrave contra Ronaldo dejando a su equipo con 9 jugadores, Di Maria cerraba la noche con el sexto gol en el minuto 90 y la nota negativa la daba el alemán Özil con una inoportuna lesión en el minutop 80 que le hace ser duda para la final de Copa. Porque claro, esto fue lo que dio el partido de fútbol, ahora empezará el entrefútbol que tanto domina y gusta de dirigir Mourinho, a veces delegado en su ‘Karanka portugués’.