El Sporting rozó la victoria con un gol de Scepovic a dos minutos del final del tiempo reglamentario. Después se encontró con un golazo de falta de Edu Bedia en el descuento. Polémico arbitraje de Munuera Montero, muy protestado por los sportinguistas
Alejandro Rozada (@alexrozada)
Empecemos por el final. Sucedió en apenas tres minutos. Como si fuera una película de intriga, el partido no se decidió hasta los instantes finales. Las vueltas que da el fútbol. Los sportinguistas celebraban todavía el gol de Scepovic en el minuto 88, cuando Lora derribó a Edu Bedia en la frontal del área. Ya en el tiempo añadido, corría el minuto 91. Los más temerosos se temían lo peor y con razón, porque una falta en perpendicular a la portería defendida por Iván Cuéllar era una concesión demasiado generosa para el rival, y más en ese momento. Al lanzamiento fue el propio Bedia y, recurriendo al guante que tiene en su zurda, el cántabro transformó magistralmente el libre directo y enmudeció al sportinguismo, que se quedó sin palabras cuando el encuentro daba sus últimos coletazos. El Barcelona B empató en el último instante, sumó un punto, robó dos al Sporting, recuperó la autoestima, limpió su imagen y renovó la confianza del Mini Estadi. Porca miseria, lamentarán los sportinguistas.
El liderato tendrá que esperar hasta el próximo año, pero mal harían los sportinguistas si les entrasen las prisas. No ha concluido la primera vuelta y el Sporting ocupa una posición de privilegio en la clasificación, asentado en el tercer puesto, con 32 puntos y el anhelado objetivo del ascenso directo a simple vista. Si a eso se le suma que el equipo lleva ocho jornadas sin conocer la derrota, es el máximo goleador de la categoría (33 goles) junto al Recreativo y no se queda sin marcar desde el empate de Soria contra el Numancia, el vaso se ve más lleno que vacío. Pero para llenarlo por completo de optimismo será fundamental que los Reyes regalen una victoria al mediodía del próximo 5 de enero de 2014 ante el Zaragoza, uno de los gallitos de la categoría y un eterno candidato a ocupar los puestos altos de la Liga Adelante. Si a eso se le suman los 15 goles que ya suma Stefan Scepovic, los sportinguistas tienen potentes y matemáticas razones para aferrarse al optimismo. Los números les sonríen y hacen justicia con el coraje y la tremenda pegada que atesora este conjunto que apura hasta la última gota para conseguir el triunfo.
Pero las historias se escriben con el último sabor de boca y los últimos minutos del partido amargaron al sportinguismo. Entre lo que sucedió en el Mini Estadi y las noticias que llegaban desde Riazor, con el empate agónico del Deportivo de La Coruña, a los sportinguistas les supo a poco el empate en Barcelona, máxime cuando se recuerdan la cantidad de elementos a mejorar. El Sporting necesita marcar muchos goles para sumar puntos y la mitad de sus ocho empates han llegado en partidos en los que ha marcado dos tantos (se ha empatado a dos contra Barcelona B, Alcorcón, Córdoba y Ponferradina). Además, el triple salto mortal de las tres victorias consecutivas se hace esperar hasta el año nuevo. También es un grave problema que el equipo gijonés se esté topando con arbitrajes tan excesivamente condescendientes con el juego duro de los rivales y tan escandalosamente pusilánimes con el propio Sporting; el andaluz José Luis Munuera Montero no ha sido la excepción y se ganó la animadversión sportinguista a base de sancionar infracciones dudosas y de no aplicar a rajatabla el reglamento para penalizar derribos como el que casi le cuesta una lesión de importancia al bueno de Álex Barrera. Una actuación desesperante a cargo de un trencilla muy casero.
Mucha intensidad
La primera noticia del partido llegó, manteniendo las buenas costumbres, de la mano de Sandoval. El míster no quiso arriesgar con Nacho Cases, que se pasó la semana entre algodones, y en su lugar jugó Javi Casquero. Lo demás fue lo habitual, esto es, se volvió a insistir en el mismo guión de la defensa formada por cuatro hombres, con Luis y Canella en los laterales, más Bernardo e Iván Hernández en el eje de la zaga. La primera gran ocasión corrió a cargo del Sporting. Santi Jara tiró la pared con Barrera y el centro del manchego desde la derecha lo cazó en plancha Scepovic al que respondió Dani Ortolá con una formidable estirada para abortar el peligro. Pero este Sporting no avisa dos veces; el Sporting de la pegada falla una vez pero a la segunda no te perdona. Sergio abrió hacia la izquierda para la incorporación de Barrera, su centro al primer toque llegó al segundo palo y esta vez no lo desaprovechó Scepovic que, por abajo y con la zurda, puso el primer gol en el marcador. Otra muestra de efectividad, la decimocuarta del curso, a cargo del incontenible artillero serbio, la gran revelación de la temporada en el fútbol español.
Denis Suárez se convirtió en el mayor quebradero de cabeza para la zaga sportinguista, ya fuera por sus peligrosas incursiones por la izquierda o por el zapatazo que le sacó Cuéllar con una formidable intervención. El escurridizo mediapunta pontevedrés ejerció una labor parecida a la de Pedro Rodríguez en el primer equipo y se convirtió en el elemento más dañino del Barça B. Aunque las bandas del Sporting destacaban por hacer más daño ofensivamente que por su buen ejercicio defensivo, fue por el centro, gracias a una jugada iniciada por Iván Hernández con la involuntaria colaboración de Samper, cómo el Sporting pudo aumentar su renta ya que Lekic se quedó solo y su disparo se marchó alto rozando la escuadra.
La posesión era blaugrana y tanto dominio culé desembocó en el empate. Inició nuevamente Denis Suárez, apareció el lateral Planas, que se fue hasta la línea de fondo y la dejó atrás para que Sanabria empatara en boca de gol ganando la posición a Bernardo. El extremo y el lateral izquierdo traían por el camino de la amargura no solo a Luis Hernández, sino a toda la zaga del Sporting. El empate espoleó al Barça B, que se hizo con el dominio gracias a su constante juego combinativo y a sus peligrosas incorporaciones desde la banda izquierda, aunque el buen trabajo defensivo de los sportinguistas mantuvo las tablas. Se llegó con polémica al descanso, con tangana incluida entre los dos banquillos, por las airadas protestas de Sandoval y los suyos al no sancionar el colegiado la falta que le costó a Álex Barrera una lesión en el hombro, que no le impidió disputar el segundo tiempo.
Lo más significativo en la reanudación fue la entrada de Lora por Casquero; Sandoval le vio las orejas al lobo y retiró al ex del Getafe, que tenía una amarilla. Las rápidas recuperaciones a cargo del Sporting situaron el juego en el escenario deseado por los sportinguistas que, aún así, se tenían que esmerar en tareas defensivas para contrarrerestar el potencial de hombres como Javi Espinosa, el «playmaker» del juego blaugrana. Scepovic, Jara y Carmona tuvieron buenas ocasiones para desequilibrar la balanza, pero no eran capaces de conseguirlo por su falta de puntería y el oficio defensivo de los chavales del filial.
La entrada de Carmona y Hugo Fraile buscaba aportar el empuje y la frescura de la que adolecía el Sporting, pero resultó mucho más fructífera la aportación del primero que la del segundo, que volvió a ver una amarilla nada más entrar al terreno de juego. Todo estaba muy equilibrado y la sensación en los últimos minutos era que la cosa se podía desequilibrar a favor de cualquier equipo. Y ocurrió lo ya relatado en el primer párrafo de esta crónica: marcó Scepovic, respondió el guante de Edu Bedia y el empate sabe poco al sportinguismo.