La crónica de Adrián Anet (@adri91r)
Lo llevan en la sangre. Son tan triunfadores como sus hermanos mayores. A ver quién es el guapo que les cuestiona el carácter ganador. Victoria de España (2-4) sobre Italia en la final del Europeo Sub 21 disputado en Israel. Final que prácticamente se decidió en un brillante primer tiempo tanto de la selección española como del culé Thiago, que firmó un hat-trick perfecto. La quinta de Thiago redondeó la goleada en el segundo tiempo, gracias a un penalti transformado por Isco, que completó un torneo superlativo. Abran paso a una generación de futbolistas con mayúsculas, jugadores de cuerpo entero, llamados a conquistar la élite con La Roja.
Julen Lopetegui formaba con De Gea como cancerbero; Montoya, Bartra, Iñigo Martínez y Alberto Moreno conformando la zaga; Illarramendi, Thiago y Koke en la sala de maquinas; Isco y Tello por bandas; Álvaro Morata en la punta.
Mangia alineaba al interista Bardi bajo los palos; cuatro defensas: Donati, Caldirola, Bianchetti y Regini; Rossi y Verratti en el centro del campo, Florenzi por delante; Borini e Insigne en los costados apoyando a Immobile en el ataque.
Fútbol, con todas sus letras y en la máxima extensión de su significado. Eso fue lo que se vio en el primer tiempo por parte de España. A los seis minutos de partido y tras uno entero pasándose la pelota, los jugadores españoles se fueron con todo al ataque. Morata recibió en banda izquierda, se fue en velocidad de un defensor italiano, apuró hasta la línea de fondo y colgó un balón al segundo palo donde Thiago, totalmente solo, remataba de cabeza abriendo el marcador de la final. Italia supo reaccionar muy bien al golpe recibido y apenas cuatro minutos más tarde, Immobile cazaba un balón largo ganándole la espalda a los centrales, Iñigo Martínez y Bartra, y en el mano a mano ante De Gea le picaba el balón por alto estableciendo el empate en el electrónico. Un golazo.
La manija del partido la tenía España, llevaban la iniciativa y el control ante una Italia muy atenta en la presión para tratar de robar rápido el balón y buscar el contragolpe. Tuvieron una contra comandada por Florenzi que se encontró con un gran De Gea. España dispuso de otras dos buenas ocasiones. La primera, aunque no valió por fuera de juego, fue un gran remate de Morata en el que Bardi hizo una parada mejor aún; más tarde ocasión de Koke, gran disparo y de nuevo magnífica parada de Bardi que estaba siendo el más destacado en la escuadra italiana. A la media hora de partido, centro de Koke desde la zona izquierda de la medular buscando a Thiago, que ganó la espalda a Caldirola y remató ante Bardi con pierna izquierda para volver a adelantar a España en el marcador. Ocho minutos más tarde, carrera de Tello por banda izquierda, entró en el área y Donati cometió penalti sobre él. Lo lanzó y transformó Thiago, consiguiendo el hat-trick perfecto: gol de cabeza, con la izquierda y con la derecha. La reivindicación del barcelonista, un jugador que se puede encontrar en el mercado a precio de ganga: 18 millones de euros.
En el segundo tiempo, España trató de dormir el partido pero obviamente sin perderle la cara y tratando de buscar el siguiente gol en cada jugada. Así llegó pasado el minuto 60. De penalti. Carrera de Montoya por banda derecha, internada en el área y penalti clarísimo de Regini sobre el lateral blaugrana. Esta vez el penal lo lanzaría Isco con la misma maestría y calidad que todos los pases y controles exhibidos en el resto del Europeo. El cuarto gol español sentenciaba la final. Ya éramos campeones. Lopetegui empezó a hacer cambios y a dar minutos a jugadores que también habían hecho posible este logro. Fueron entrando al campo escalonadamente Muniain, Camacho y Rodrigo, claves también en la consecución de este Europeo. Borini, el delantero del Liverpool, tras un bonita pared con Insigne, maquillaría el resultado con un disparo ajustado en los minutos finales del encuentro.
Thiago, con la camiseta de Canales, en un bonito detalle hacia su compañero lesionado, fue el encargado de levantar al cielo de Jerusalén el trofeo que coronaba a España por cuarta vez en su historia como campeona de Europa sub-21. Un torneo que encumbra a Morata como máximo goleador tras marcar cuatro tantos y, lo que es mejor, abre paso hacia un futuro tremendamente prometedor. Está claro que España tiene fútbol en el presente y a muy buen seguro lo tendrá en el futuro. ¡Qué grandes sois, chavales!