El Sevilla vence 4-2 al Villarreal en un duelo por los puestos altos que además le sirve para ganarle al gol average a los amarillos
Prometía ser un duelo precioso entre el cuarto y el quinto clasificado de la liga, pero lo sucedido superó cualquier expectativa. Seis goles en noventa minutos son el resumen de un trepidante partido donde se confirma que en el Sánchez-Pizjuán está prohibido ganar si no te llamas Sevilla, y la tendencia al alza de un equipo, y a la baja del otro en la lucha que se avecina por el cuarto lugar de la liga. La victoria sevillista no ayuda además tan solo a los hispalenses, sino que mete en la pelea por la Champions al Celta y al Athletic Club, y pone en alerta al conjunto de Marcelino García Toral que ha conseguido un punto de los últimos nueve disputados.
Si el Villarreal ganaba hoy, se aseguraba jugar la previa de Liga de Campeones en agosto y despedía al pelotón perseguidor de ese sueño, que tras el partido ya no está tan lejos. Es cierto que un equipo que no gana fuera de casa tiene muy difícil por no decir imposible, pero a día de hoy son cinco puntos, que gracias al último tanto de Reyes son realmente cuatro. En el templo de Nervión todo parece mágico. Un equipo que da verdadera lástima verlo jugar lejos de él, se convierte en un bloque imposible de vencer pase lo que pase, haya lesiones, rotaciones, o el rival le de la vuelta al partido sin inmutarse. Marcelino y Unai rotaron por obligación en algún caso, como las bajas de Soldado y Vitolo, o para dar descanso en otros. Konoplyanka por fin fue titular, y el técnico de los castellonenses puso a Rukavina y Mario Gaspar, dos laterales, para cerrar esa banda. Jugó Banega en el doble pivote e Iborra enganchando con Gameiro, y el plan le salió a Emery que fue a por el partido mientras Marcelino buscó llevarse los puntos con la ley del mínimo esfuerzo, algo que consiguió durante algunos minutos. En el inicio hubo mucho respeto entre ambos equipos, pero desde muy pronto el Sevilla se tiró arriba en busca del partido. Banega y Krohn-Dheli no aparecieron todo lo que debían, y N’Zonzi se lesionó muy pronto, obligando a Unai Emery a meter a Cristóforo en su lugar. Todo el peligro lo pusieron los locales, primero con una ocasión a la que por los pelos no llegó Gameiro, y luego otra donde Iborra falla una oportunidad clarísima en boca de gol. La banda zurda del Sevilla con Konoplyanka y Trémoulinas ha sido un quebradero de cabeza total para el Villarreal, y eso que era la que intentó tapar con dos laterales. Por ahí llegó el peligro, y el gol en el ecuador de la primera mitad. Una gran salida de balón de Konoplyanka desde atrás fue la antesala a un carrerón de Gameiro que tras una gran jugada personal donde deja atrás a Víctor Ruiz, se la pone a Iborra para que le empuje en el segundo palo. El partido no es que cambiase mucho a raíz del gol, el Sevilla siguió teniendo la pelota, pero el equipo amarillo encontró las contras más fácilmente. Así, tras un error de Banega, que agigantó Carriço más tarde y un desafortunado rechace, empató Bakambu. La igualada dejó al Sevilla sin respuesta contundente, y en otra salida a la contra, Bakambu culminó su doblete y la remontada con un golazo de disparo cruzado sin dejarla caer.
La victoria castellonense al descanso no hizo sino expolear a un Sevilla dolido que salió con todo a darle la vuelta al marcador. Siguió abusando de la banda izquierda mientras sufría por la misma. Mariano no tuvo su mejor tarde primero contra Denis Suárez y más tarde con Samu Castillejo, pero el que no tenía nada que hacer era Rukavina. Por ahí llegó nada más comenzar la segunda mitad el empate nervionense. Un centro desde el costado lo empujó Víctor Ruiz a la red tratando de evitar el remate de Gameiro. La grada, adormecida tras la facilidad con la que el Villarreal le dio la vuelta al marcador, despertó y llevó a los suyos a la victoria. De nuevo por la izquierda, Konoplyanka la cogió, se lo guisó y Areola se lo comió. Un zapatazo desde mucho más allá de la media luna, se coló mientras el portero amarillo solo pudo mirar. Le dio la vuelta al partido el Sevilla y dejó de dominar. Acentuado por la expulsión de Banega, el Villarreal se fue al ataque, y las tuvo. Primero un balón donde Sergio Rico sale a no se sabe muy bien donde y completamente solo, Bakambu dispara y Rami tirándose al suelo la corta. La otra, fue donde Rico pasó de villano a héroe. Un remate de cabeza a bocajarro sirvió para ver la parada espectacular de la jornada. Con el Villarreal volcado completamente en el área rival, llegó el turno de Gameiro, el francés se mantuvo arriba para ganar los pelotazos, y así fue en la segunda ocasión que pudo hacerlo. Se fue por fuerza y potencia en un mano que salvó Areola, pero que estaba esperando Reyes para poner la puntilla y ganar el gol average particular tras el 2-1 de la ida.
La temporada pasada fue el Sevilla el que tras ganarle los cuatro partidos al Villarreal de Marcelino, provocó el desplome del submarino que hasta entonces iba como un tiro. Este año, marzo, trae consigo este nuevo golpe a favor de los sevillistas aunque con espectadores de lujo que esperan tropiezos de ambos. Habrá pelea por la última plaza de Liga de Campeones.