Jimena Bañuelos (@14ximenabs)
Ha llegado la primavera y con ella el sol, las flores, las alergias y la clasificación para el mundial de Brasil 2014. Si el refrán español dice que cada oveja con su pareja, esta semana cada jugador con su selección. Eso sí, sólo vestirán los colores de su país aquellos futbolistas que se merezcan defender a su tierra.
La selección alemana vuelve a reunirse con un claro objetivo: Mantener el liderato del grupo C. Sólo de esta manera se consigue el pase directo al mundial. Si no se hacen los deberes a tiempo habrá que ir a la repesca, pero todavía quedan muchos partidos por disputar, así que será mejor concentrarse en el próximo rival: la selección de Kazajistán. Es más, en apenas cuatro días se van a ver las caras dos veces. La primera, mañana en Astaná, y la segunda, el martes en Núremberg.
A las órdenes de Joachim Löw, el combinado alemán quiere presumir de su posición de favorito y demostrar que es un firme candidato a convertirse en el próximo campeón del mundo. El seleccionador alemán ha querido contar en sus filas con seis jugadores del Bayern de Múnich y con cinco del Borussia Dortmund. Ambos clubes encabezan la Bundenliga y las veces que se han enfrentado entre ellos, esta temporada, han demostrado su gran calidad y potencial. Los bávaros Neuer, Lahm, Boateng, Schweisteiger, Müller y Mario Gomez; y los dortmuneses Schmelzer, Bender, Gündogan, Mario Götze y Marco Reus han recibido la llamada del orgullo. Siempre sube el autoestima cuando te consideran el mejor en lo que se te da bien.
Apodada como “Die Mannschaft”, “el equipo” en español. Los once jugadores que salten al terreno de juego demostrarán que son, precisamente, eso, un equipo unido, con un interés común y durante los noventa minutos de encuentro serán capaces de olvidar los colores de sus equipos. En su camiseta lucen tres estrellas que tienen un peso muy importante. Si en el cincuenta y cuatro, en el setenta y cuatro y en el noventa fueron los mejores. ¿Por qué no repetir esa gesta en el dos mil catorce?
Quedan cuatrocientos cuarenta y ocho días para ver el saque que inaugurará en Sao Paulo la competición. Löw quiere estar allí y no volver de vacío. Seguir sumando puntos es fundamental. A priori, se miden con el más débil del grupo pero será mejor no confiarse. Los buenos equipos siempre muestran su mejor calidad. Cada jugador debe dar el cien por cien de si mismo porque la unión hace la fuerza.
Alemania lleva tres victorias y un empate, conseguir dos triunfos más en cuatro días ante el mismo rival es un tanto paradójico. Habrá que estar muy atentos al encuentro en el Astaná Arena, no vaya a ser que el martes tengamos un dejà vu en tierras alemanas.