El portugues remata en Gap en solitario y con absoluta superioridad una larga fuga de 26 corredores, mientras Contador se harta de atacar a Froome subiendo y bajando pero sin beneficio alguno
Carlos Oleagoitia (@oleagoicarlos)
La primera victoria española en el Tour sigue sin llegar pero por lo menos el Movistar cerró el círculo en el arranque de la tercera semana, con ese gran tercer espada que es el portugués Rui Costa, que supo ser el más fuerte de la fuga de 26 ciclistas que se jugarón la victoria en la decimosexta etapa que acababa en Gap, típica parada en puertas de los Alpes y que suele ser siempre una móvida jornada de media montaña en la ronda francesa. Con un suave puerto de segunda categoría a poco más de 10 kilómetros de meta, el pelotón transitaría por aquel puerto famoso en el que hace una década Beloki besó el suelo partiendo su carrera ciclista y en el que Arsmtrong se vio forzado a hacer campo a través con su bicicleta para esquivar al alavés, y los favoritos no ahorraron fuerzas para la crono de mañana; hubo varios ataques del Katúsha ruso en grupo y Kreuziger (Saxo Tinkoff) dándoles continuidad, que el Sky solventó con un Porte descomunal y si bien se vieron infinidad de arrancadas sin brillo de Contador (Saxo Tinkoff), el único rédito fue sacar un minuto de ventaja en meta a Ten Dam (Belkin) y Fuglsang (Astaná) que hizo adelantar un puesto tanto a Quintana (Movistar) como a ‘Purito’ Rodríguez (Katüsha).
Una calurosa jornada, un día más, acompañó a los ciclistas y muy pronto se formaría la fuga del día, de las más numerosas de esta edición, hasta 26 ciclistas, pero que aún así no representaban a todos los equipos. Eso sí, eran unos escapados de alto copete, con gente de tanto renombre como el campeón del mundo, el belga Gilbert (BMC), esa reencarnación de Virenque en cuanto a caritas y gestos cara a la galería y que enardece a todo francés, personado en Voeckler (Europcar), grandes fondistas como el alemán Kloden (RadioShack), el ruso Trofimov (Katüsha), el eslovaco Velits (Omega), el suizo Albasini (Orica) o un triunfador en una buena escapada en el pasado Giro, el lituano Navardauskas (Garmin). Con ellos circulaban también el Euskaltel Astarloza y el Cofidis Navarro en un rodar que pronto alcanzó la barrera de los más de 10 minutos estables que les daba el pleno derecho a disputarse la victoria entre ellos.
A 35 kilómetros de meta comenzaron las hostilidades pero fue en la subida del último puerto cuando el portugués Rui Costa (Movistar) sacó de rueda a todos a base fuerza y agilidad en la escalada, sin relevos de nadie y en solitario a falta de más de 15 kilómetros de meta. Sus perseguidores no se pusieron de acuerdo y lucharon en grupitos por dar caza al ciclista que demostró que no fue ninguna casualidad su triunfo en la Vuelta a Suiza una semana antes de este Tour, pero la bajada y el llano final nunca supusieron ningún peligro para la primera victoria del Movistar este año en la mejor prueba del mundo. A más de 11 minutos llegarían los favoritos, totalmente sofocados y desperdigados en dos grupitos, después de que los españoles del Katüsha ruso tensaran la cuerda en el puerto, y tras muchos hachazos sin fruto del pinteño Contador (SaxoTinkoff), anulados por Porte (Sky) a base de ritmo. E incluso en la bajada, a 7 kilómetros de meta, en una cerrada curva a derechas los dos grandes favoritos, Contador (SaxoTinkoff) y Froome (Sky), se salían de la calzada sin sobresaltos, en un lance que no paso del mero susto.
El Tour vivirá mañana la decimosexta etapa, la segunda crono individual de este año, también de longitud moderada y montañosa tirando a duro, como la anterior; pero los 32 kilómetros entre Embrun y Chorges, que tendrán un gran lago como acompañante, contienen un trazado con dos ascensiones de segunda categoría por encima de los 1.000 metros de altura y en donde las bajadas tendrán casi tanta relevancia como las fuerzas de los hombres de la general cuesta arriba en una etapa catalogada como cronoescalada, aunque no acabe en subida.