Prepárense, amigos realistas, porque la temporada promete ser un carrusel de emociones fuertes. Los partidos de la Real se han convertido en montañas rusas en las que el equipo de Jagoba Arrasate por el momento está sabiendo sobrevivir, sobreponiéndose a su propia irregularidad y a los aciertos de sus rivales. Balaídos vivió la segunda remontada consecutiva de la Real. Tras levantarle al Real Madrid un 0-2 finalizado con un brillante 4-2, ante el Celta el marcador quedó en empate después de sufrir de nuevo una desventaja de dos goles. Alimentando todos los debates sobre el sistema, la forma de jugar y las predilecciones de nombres de Arrasate, los realistas entraron muy bien en el partido, desaparecieron escandalosamente tras anotar el Celta el 1-0 prácticamente su primera ocasión de gol, sufrieron lo indecible para no ser goleados en el baño que los locales le dieron durante muchos minutos y acabaron el partido convertidos en un vendaval ofensivo que bien acabar con otra remontada completa si el último cabezazo de Chory Castro llega a entrar. Quién iba a decir cuando Larrivey hizo el segundo para el Celta en el minuto 48 que se acabaría remontando de nuevo. La montaña rusa txuri urdin, desde luego.
Arrasate sorprendió con su alineación. Daba la impresión de que daría confianza al once que derrotó al Madrid, supliendo únicamente la ausencia obligada de Zurutuza, pero los cambios fueron profundos con tres nombres nuevos. Entraron Pardo, Canales y Vela, por el mencionado Zurutuza, Chory y Agirretxe. La movilidad absoluta de sus cinco hombres de ataque, contando como tales también a Granero y Pardo, se convertía en un buen acoso al Celta muy cerca de su área. Es verdad que esos minutos evidenciaron que sigue costando generar muchas ocasiones claras de peligro cuando mejor está jugando el equipo, pero las sensaciones no eran malas en absoluto. Esa presión estuvo a punto de permitir que Vela interceptara una cesión que Sergio acabó despejando a un lado y, sobre todo, generó la ocasión más clara de la primera mitad, un sensacional pase de Granero a Xabi Prieto, cuyo toque a bocajarro lo despejó el portero del Celta. Un disparo lejano de Vela que no pareció irse por mucho y un cabezazo de Elustondo a la salida de un córner confirmaron la supremacía de la Real en las sensaciones aunque el dominio del balón fuera alterno.
Hasta ese momento, veinte minutos de partido, el Celta no había inquietado demasiado. Las sensaciones empezaron a cambiar cuando Nolito arrolló a Zubikarai en una jugada en la que faltó la amonestación para el jugador celtiña por parte del casero Hernández Hernández y que afortunadamente no tuvo consecuencia en forma de lesión para ninguno de los dos. A continuación, Alex López tuvo una primera ocasión para el Celta, pero con todo a placer desde el punto de penalti conectó deficientemente con el balón. Esa jugada fue el preludio del primer gol local. Una contra defendida muy livianamente por la Real en todo el campo hasta la marca de Granero a Orellana la convirtió éste en el tanto que inauguraba el marcador. Era el minuto 28 y a partir de ahí y hasta el descanso se descubrieron todas las costuras de la Real. Elustondo e Iñigo se vieron obligados a salir muchas veces de su zona para cometer un número excesivo de faltas, que tuvieron su reflejo en las cinco tarjetas amarillas que vio el equipo; Markel naufragaba tanto en la salida de balón como a la hora de cortar los ataques del Celta; Pardo no existía; Canales y Granero, que habían sido los mejores en los primeros veinte minutos, desaparecieron; y Vela quedó convertido en un islote inaccesible.
El 2-0, en todo caso, no llegó hasta el comienzo de la segunda mitad, antes de que se cumpliera el tercer minuto de juego, mostrando de nuevo las carencias de la Real. La jugada, otra vez, fue defendida en general de una forma excesivamente frágil, desde su gestación hasta el pase desde la banda derecha, para culminar con una cierta relajación de Elustondo, que casi dio la impresión de dejar el balón para un Zubikarai que jamás podría haberse adelantado a Larrivey. El 2-1 llegó en el minuto 69. Un buen disparo de Chory Castro generó a Sergio las suficientes dificultades para no conseguir atraparlo y Agirretxe, en una jugada muy suya, estuvo atento al rechace para picar el balón por encima del guardameta local. Por sorprendente que pudiera parecer tras las brutal desconexión realista tras el 1-0, había partido, y más con el precedente de la remontada ante el Real Madrid.
A partir de ese momento todo lo que sucedió en el partido fueron ocasiones de la Real y situaciones de agobio para el Celta. El propio Agirretxe estuvo a punto de empatar de cabeza en el minuto 72, Chory probó fortuna en el 80 con el pie para que blocase Sergio y en el 82 repitió el uruguayo, esta vez de cabeza tras un pase de Iñigo Martínez, quien previamente había probado fortuna desde su propio campo, buscando la misma gloria de hace unas temporadas ante el Athletic y el Betis. En el 84 Granero estrelló el balón en el palo a la izquierda de Sergio con un buen disparo desde fuera del área. El segundo gol llegaría tras una gran jugada de Chory, que revolucionó y culminó una segunda parte donde Jhony acabaría metiéndose gol en propia puerta. El Celta, que se había visto con el partido ganado, de repente sentía que hasta podía perderlo. Por eso llegó a realizar el saque de centro de forma deficiente hasta en dos ocasiones, intentando llegar al final como fuera. Aún así, la Real tuvo una ocasión final, en una jugada en tres actos que merecen todos ellos el calificativo de excepcional. Porque excepcional fue el centro de De la Bella desde la izquierda, excepcional fue el cabezazo de Chory abajo y junto al palo y excepcional fue la parada salvadora de Sergio, que sirvió para que el Celta retuviera un punto.