Por Borja Sierra @musver
La píldora de hoy trata sobre un hecho curioso, inimaginable en el fútbol actual. Sucedió hace más de tres décadas, protagonista: el colegiado aragonés Pes Pérez. Y nuestro Racing…
Últimos coletazos de la temporada 1978/1979. La liga en Primera División acabó, y el conjunto verdiblanco ha cerrado la competición de la regularidad en penúltima posición. Por lo tanto, descenso consumado. Pero el curso futbolístico aún no ha terminado. Estamos en junio, y aún se dirimen los cuartos de final coperos.
El Racing se prensenta en esta ronda tras haber eliminado a Ensidesa, Leonesa, Zamora, Ceuta y Rayo Vallecano. El Sevilla es el rival que nos separa de las semifinales. En el partido de ida, disputado en tierras andaluzas un 2 de mayo del 79, el conjunto hispalense se impuso por dos tantos a uno. Aquel partido, en el que Quique marcó un espléndido golazo, estuvo rodeado de polémica. El primer gol de los locales llegó a consecuencia de un más que dudoso penalty señalado por el colegiado de aquel día, Franco Martínez.
Sevilla 2 – Racing 1 (Hemeroteca “El Mundo Deportivo”)
10 de junio del mismo año. Partido de vuelta. El Racing salta al campo con Damas, Díaz, Sañudo, Geñupi, Lolo, Juan Carlos, Barrero, Rojo II, Piru, Quique y Giménez. Pes Pérez dirige el encuentro. A los 20 minutos de juego, dudoso penalty (al igual que sucedió en la ida) que el Sevilla transforma en gol y encarrila la eliminatoria. Bronca. En el descanso es necesaria la colaboración de la policía para que el colegiado ingrese con seguridad en el túnel de vestuarios. Posteriormente los visitantes ampliarían el marcador, estableciendo el 0-2 definitivo en la segunda mitad. Mala actuación del trencilla aragonés. Adiós a la Copa.
Pes Pérez abandona el campo en el descanso (Hemeroteca “El Mundo Deportivo”)
Al finalizar el partido, y consciente de la tensa situación que reina en el estadio, Pes Pérez intenta mezclarse entre los jugadores para entrar al vestuario junto a ellos. El jugador verdiblanco Rojo II se da cuenta de ello y le indica, de malas formas y con insultos, que debe de entrar el último. El colegiado toma nota de sus palabaras, reflejándolo en el acta. Una vez que el Comité de Competición recibe el documento, decide sancionar al centrocampista racinguista con tres partidos de suspensión. El motivo: su mala actitud, que fue considerada como una ofensa al árbitro.
Pero al bueno de Pes Pérez le debió de parecer poco, ya que, una vez que conoció la sentencia, interpuso una apelación al Comité Nacional de Apelación. ¿El motivo? Pues que el trencilla consideró que la sanción debía de ser el grado máximo para aquel caso, es decir, 5 partidos. Inaudito, desconozco si este hecho era común en aquella época…
Finalmente el órgano superior decidió desestimar el recurso del árbitro aragonés.