El Villarreal viajaba a Bucarest con una dinámica positiva, y con las ideas claras: ganar al Steaua de Bucarest sería un gran paso para colocarse como líderes de grupo. Y lo cierto, es que tras el partido y a pesar del empate, el Villarreal continúa sin ser batido y sobre todo, líder de su grupo. El problema que arrastrará el Villarreal tras este partido, es la mala imagen que ha ofrecido: por primera vez, parece que las rotaciones no funcionan, y que el equipo solo funciona con los mismos 11 jugadores. En un estadio espectacular pero prácticamente vacío, el Villarreal no pudo pasar del empate, pero lo que más preocupa en el entorno, es que tampoco tuvo oportunidad de hacerlo.
Empezó el partido dominando el equipo de Escribá, y todavía fueron a mejor las cosas cuando en el minuto 6 de partido, Santos Borré anotaba su primer gol como ‘groguet’. Todo parecía ir de cara, y se avecinaba festival del Villarreal. Sin embargo, el Steaua se encontró cada vez más cómodo en el campo, frente a un equipo que parecía no tener sangre en las venas. Sin presión, sin ideas, y a veces, sin ni siquiera intentar realizar la presión. Puede ser el peor Villarreal en meses. Un partido aburrido, donde el Steaua ganaba cada vez más peso, que cambió totalmente con el gol de los locales, tras un error colectivo en defensa y un error individual de Andrés Fernández. Un córner sacado en corto a un jugador completamente solo, que centra un balón que se le escapa de las manos a Andrés y termina rematando un jugador del Steaua completamente solo y a placer. Era el minuto 19 y nadie podía creerlo. Ya no se movió más el marcador.
Antes y después del descanso, fue el Steaua quién dominaba el partido completamente. El Villarreal no supo salir de su campo, y lo que es peor, la defensa parecía más despistada de lo normal. El equipo no presionaba y a veces incluso parecía que ni siquiera tenía intención de hacerlo. Tanto fue así que hasta Cheryshev se enfadó con su equipo por su poca actitud en el campo. Y así transcurrió toda la segunda parte: el Villarreal iba viéndolas venir, sin poder contraatacar ni mantener la posesión del balón. Rukavina cometió un penalti que el árbitro no vio, y cada vez que N’Diaye tocaba un balón, a los aficionados amarillos les entraba pánico. No cuajaron, para nada, un buen partido.
Pato y Borré no recibían balones de Jonathan y Cheryshev, que lo intentaron hasta el final pero a los que nada les salió. Castillejo y Soriano consiguieron aportar más posesión y ocasiones, una lástima que las mejores llegasen ya en el descuento. Bakambu regresó a los terrenos de juego e incluso tuvo una ocasión en los últimos suspiros del partido en sus botas, pero nadie consiguió que el marcador se moviera. El Villarreal se lleva un punto que sabe a mucho tras la imagen dada. Si quieren seguir con la dinámica positiva, este no es el camino, y hay mucho que corregir de cara al partido del domingo frente al Espanyol (18.30h).