El Sporting cae en El Madrigal en el último minuto del tiempo añadido
El Villarreal celebra su 90 aniversario con una victoria agónica
Por Alejandro Rozada (@alexrozada)
Perder un partido de baloncesto por un triple del equipo contrario en el último segundo, un partido de tenis por cometer una doble falta en la última bola del juego decisivo o una gran vuelta ciclista en el sprint final de la última etapa. Hay muchas maneras de perder en el mundo del deporte. Evidentemente, también en el fútbol. Caer en el último minuto de la prolongación es una de las formas más dolorosas. La pesadilla de cualquier aficionado. Pues eso fue lo que le pasó esta tarde al Sporting en El Madrigal. El equipo gijonés perdió un encuentro decisivo en el suspiro final. En el último minuto del tiempo añadido (93), Uche se plantó ante Cuéllar, duda hasta última hora por molestias en un tobillo, y ajustició a los hombres de Sandoval, que se fueron del terreno de juego hundidos y rumiando en silencio su decepción. Se veían incapaces de perder un punto que creían bien amarrado y lo perdieron.
Lo cierto es que el Villarreal jugó un muy buen partido y su victoria no es para nada inmerecida. No les pitaron un claro penalti sobre Uche con empate a cero, se adelantaron en el marcador y tuvieron ocasiones de sobra para marcar. El problema es que el Sporting se hizo ilusiones porque Sangoy sacó petróleo y consiguió el tesoro del empate en el ecuador del segundo tiempo. Incluso soñaban con sorprender al Submarino amarillo en alguna contra para continuar la racha que comenzó ante el Alcorcón –San Pichu mediante– y se coronó con la goleada de la ilusión ante el Girona. El guión de la película de hoy no deparaba un final feliz para el sportinguismo y amargo para los castellonenses, que precisamente estaban de fiesta celebrando el 90 aniversario de su equipo. Al final, Uche sopló las velas de la tarta de cumpleaños del Submarino y alimenta las opciones de ascenso de un conjunto que huele a Primera.
Comenzó sin contemplaciones el Villarreal, dispuesto a encarrilar el partido por la vía rápida. El primer aviso lo dio Uche con un potente zurdazo que se marchó rozando el poste de Cuéllar. En ese fulgurante arranque se cruzó el árbitro, que no vio un claro penalti cometido por Iván Hernández sobre el delantero nigeriano. El manchego Arcediano Monescillo se dio mus y no quiso penalizar el derribo. Ese fue el despertador que encendió los ánimos de la, hasta entonces, parsimoniosa afición de El Madrigal. Con el ambiente caldeado por el error arbitral y el claro dominio del Villarreal, el Sporting se encomendó a las contras para crear peligro. Y calmó los ánimos momentáneamente Trejo con un remate que se marchó ligeramente desviado; fue un pequeño oasis en pleno desierto de juego rojiblanco. Enseguida se retomó el guión inicial y el Submarino amarillo volvió a controlar la situación.
El gol de Uche hizo justicia a los méritos del Villarreal. Ganó la espalda a Iván Hernández con total tranquilidad, avanzó con idéntica parsimonia hasta la línea de fondo y desde allí, ligeramente escorado, soltó un latigazo que entró por el primer palo de Cuéllar. Sangoy lo intentó antes del descanso, pero el marcador ya no se movió hasta la reanudación. En el segundo tiempo se alternaron las ocasiones de los dos equipos, aunque los locales llevaban nuevamente la iniciativa y tuvieron oportunidades de sobra para sentenciar. No lo consiguieron y el Sporting, que fiaba su suerte a las contras, inició un contragolpe eléctrico con un saque en largo de Cuéllar hacia la posición de Trejo, avanzó con el balón y dibujó un gran pase entre líneas para la llegada de Sangoy, que desde el vértice del área pequeña remató raso y cruzado para batir a Juan Carlos. Los argentinos se cambiaron los papeles en relación a la pasada jornada y se inventaron un gol muy importante.
El empate del Sporting empujó definitivamente al Villarreal hacia el campo del conjunto asturiano. El terreno de juego se inclinó hacia la portería de Cuéllar y las opciones sportinguistas pasaban por sorprender en algún contraataque. Lo sabía Sandoval que movió el banquillo en busca de más arsenal ofensivo y sacó a David Rodríguez al terreno de juego; después a Miguel Ángel Guerrero en lugar de Sangoy, en una decisión muy polémica porque el de Humanes agotó los cambios y Trejo tuvo que quedarse en el campo a pesar de tener problemas en un gemelo. Parecía un cruce de despropósitos e infurtinos entre ambos equipos porque el Villarreal se desesperaba por no ser capaz de marcar el segundo. Pereira se topó con el portero, Aquino disparó al larguero mientras que Uche y Hernán Pérez chocaban continuamente contra los zagueros rojiblancos. Tuvo que ser Uche en el último minuto quien marcara el gol de la victoria aprovechando un pase interior al que no llegó Bernardo y que habilitó al delantero ante Cuéllar. El nigeriano no perdonó y llevó el delirio a las gradas de El Madrigal. El Villarreal había ganado un partido muy complicado.
El sportinguismo tardará unos días en digerir una derrota tan cruel. Semejante decepción frena esa corriente de optimismo que se había desatado tras los dos últimos triunfos. El sueño de los puestos que dan acceso a la promoción del ascenso vuelve a ser extremadamente difuso y la pesadilla del descenso, por el contrario, acecha por la espalda. El partido de la próxima semana contra el Barcelona B en El Molinón puede suponer una buena ocasión de alimentar las esperanzas, desatar el pánico o confirmar definitivamente que esta es una temporada para olvidar.